Cómo los pulpos no se enredan con sus propios brazos
Ocho brazos no debe de ser algo fácil de manejar, especialmente cuando a veces no sabemos ni dónde tenemos nuestra propia mano derecha. Pero el pulpo se las arregla muy bien con ocho tentáculos cubiertos de ventosas que se adhieren a casi cualquier cosa, con la importantísima excepción de su propio cuerpo. En caso contrario, el animal se encontraría enredado en su abrazo. Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén han descubierto cómo estos octópodos se las arreglan para no liarse, incluso cuando el cerebro del animal no es consciente de lo que sus brazos están haciendo. Una sustancia química producida por la piel del cefalópodo impide temporalmente succionar a sus ventosas, afirmaban en mayo en la revista Current Biology.
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El «control remoto» de las anguilas eléctricas
Las anguilas eléctricas cazan con una especie de «control remoto». Cuando ven una presa apetecible, sueltan una descarga eléctrica que puede llegar a 600 voltios y que se transmite a través del agua hasta inmovilizar a sus presas. Una investigación publicada este mes en la revista Science explica cómo las anguilas controlan las neuronas motoras de las pobres víctimas, y por tanto sus músculos, para paralizarlas.
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Los monos saben sumar
Investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston (EE.UU.) aseguran que los macacos rhesus son capaces de hacer sumas sencillas después de cierto entrenamiento. Estos animales pueden asociar valores numéricos con símbolos y realizar operaciones aritméticas básicas que les lleven a obtener un premio más sustancioso. El hallazgo, publicado en abril en la revista Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), ayuda a entender cómo el cerebro de los mamíferos procesa los números.
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